miércoles, 2 de diciembre de 2015

Ajedrez

En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas. El tablero los demora hasta el alba en su severo ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores las formas: torre homérica, ligero caballo, armada reina, rey postrero, oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido, cuando el tiempo los haya consumido, ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra. Como el otro, este juego es infinito.

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada reina, torre directa y peón ladino sobre lo negro y blanco del camino buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero (la sentencia es de Omar) de otro tablero de negras y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonías?

(Borges)

martes, 6 de octubre de 2015

" Del mismo modo que hay quien prefiere a las personas que emplean ademanes y palabras breves,
en los que queda algo siempre por adivinar, también hay quien se apasiona por cuadros o esculturas
en los que queda algo por descubrir" (E. H. Gombrich).

sábado, 22 de agosto de 2015

Mujer y familia en la sociedad mexica

La ideología patriarcal de la familia y la subordinación femenina . "La institución familiar contribuyó necesariamente a la reproducción de la sociedad y al orden establecido y delineó el comportamiento femenino de acuerdo con las actitudes requeridas. La educación que la mujer recibió de los labios maternos en el seno familiar fue el deber de ser mansa, pacífica, humilde, casta, considerada, dulce, discreta, atenta, solícita a los deseos de los demás; el deber de humillarse y de servir a todos. Desde la más tierna infancia se educó a la mujer para adoptar las conductas más pasivas que podían esperarse de un ser humano. Se le deseó abnegada y sumisa y se reprimieron con energía, muchas veces con la muerte, sus iniciativas de convertirse en un individuo independiente y rebelde, pues tal conducta se consideraba un atentado a los dioses y a la sociedad. La socialización de las niñas ponía énfasis tan pronunciado en la sumisión femenina que hizo exclamar a Motolinía: "parece que querían que fueran ciegas, sordas y mudas". Como la familia medica era una institución emanada de una estructura clasista y autoritaria, adoptó ese carácter y contribuyó a la perpetuación del sistema que la producía, reproduciendo a la vez, en su seno, las contradicciones sociales, difundiendo y justificando la obediencia a las jerarquías y estricto respeto a la obediencia masculina. La mujer aprendió en la familia que la única autoridad que debía ser reconocida bajo cualquier circunstancia era la del varón, y que ella debía servir, adorar, respetar y obedecer a su marido. En la sociedad medica hubo mecanismos e instituciones para legitimar y reproducir el orden social basado en la subordinación femenina y la diferenciación clasista, entre ellas podemos mencionar a la familia, la religión, la moral y el derecho" (Ma. De Jesús Rodríguez, Mujer y familia en la sociedad mexica, p.37. En: Presencia y transparencia: la mujer en la historia de México. El Colegio de México, 2006).

martes, 18 de agosto de 2015

Se nos ha dicho...

Se nos ha dicho que la mujer llora. Hemos llorado. Se nos ha dicho que la mujer es abnegada. Nos han sacrificado. Se nos ha dicho que la mujer es sumisa. Nos han esclavizado. Se nos ha dicho que la mujer es pecado. Nos han castrado. Se nos ha dicho que la mujer da vida. Por eso no tenemos derecho a vivir. Se nos ha dicho que la mujer es hogar. Por eso cuando salimos nos doblaron la carga. Se nos ha dicho que la mujer es madre. Por eso, en el mundo, infinidad de hijos buscan inútilmente a su padre. Se nos ha dicho que la mujer es útero. Por eso en el mundo, miles y miles de hermanas mueren cada año de aborto. Se nos ha dicho que la mujer es débil. Se nos ha dicho que la mujer es superficial. Se nos ha dicho que la mujer es instinto. Y entendemos que el hombre es fuerza por eso las guerras. El hombre es ciencia, por eso respiramos veneno, comemos cáncer. El hombre es razón, por eso, en el mundo, cincuenta millones de niños morirán este año de hambre. Se nos ha dicho que debemos callar: ¡Gritemos! (Viki Ferrara, disponible en: alrofe@etheron.net, e ilustrado por Geraldine Saldate).

viernes, 14 de agosto de 2015

"Para quien no sea un tonto de marca mayor, todas las ciencias son interesantes. Pero cada sabio sólo encuentra una cuyo cultivo le divierte. Descubrirla para consagrarse a ella es propiamente lo que se llama vocación (...) Antes que el deseo de conocimiento, el simple gusto; antes que la obra científica plenamente consciente de sus fines, el instinto que conduce a ella: la evolución de nuestro comportamiento intelectual abunda en filiaciones de esta clase" (M. Bloch en introducción a la historia, 1949).

miércoles, 12 de agosto de 2015

Romance de la Guardia Civil Española

Los caballos negro son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta de cera. Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras. Con el alma de charol vienen por la carretera. Jorobados y nocturnos, por donde animan ordenan silencios de goma oscura y miedos de fina arena. Pasan, si quieren pasar, y ocultan en la cabeza una vaga astronomía de pistolas inconcretas. ¡Oh ciudad de los gitanos! en las esquinas, banderas. La luna y la calabaza con las guindas en conserva. ¡Oh ciudad de los gitanos! ¿Quién te vio y no te recuerda? Ciudad de dolor y almizcle, con las torres de canela. Cuando llegaba la noche, noche que noche nochera, los gitanos en sus fraguas forjaban soles y flechas. Un caballo malherido llamaba a todas las puertas. Gallos de vidrio cantaban por Jerez de la Frontera. El viento vuelve desnudo la esquina de la sorpresa, en la noche platinoche, noche que noche cochera. La Virgen y San José perdieron sus castañuelas, y buscan a los gitanos para ver si las encuentran. La Virgen viene vestida con un traje de alcaldesa, de papel de chocolate con los collares de almendras. San José mueve los brazos bajo una capa de seda. Detrás va Pedro Domecq con tres sultanes de Persia. La media luna soñaba un éxtasis de cigüeña. Estandartes y faroles invaden las azoteas. Por los espejos sollozan bailarinas sin caderas. Agua y sombra, sombra y agua por Jerez de la Frontera. ¡Oh ciudad de los gitanos! En las esquinas, banderas. Apaga tus verdes luces que viene la benemérita. ¡Oh, ciudad de los gitanos! ¿quién te vio y no te recuerda? Dejadla lejos del mar, sin peines para sus crenchas. Avanzan de dos en fondo a la ciudad de la fiesta. Un rumor de siemprevivas invade las cartucheras. Avanzan de dos en fondo. Doble nocturno de tela. El cielo se les antoja una vitrina de espuelas. La ciudad, libre de miedo, multiplicaba sus puertas. Cuarenta guardias civiles entran a saco por ellas. Los relojes se pararon, y el coñac de las botellas se disfrazó de noviembre para no infundir sospechas. Un vuelo de gritos largos se levantó en las veletas. Los sables cortan las brisas que los cascos atropellan. Por las calles de penumbra huyen las gitanas viejas con los caballos dormidos y las orzas de monedas. Por las calles empinadas suben las capas siniestras, dejando detrás fugaces remolinos de tijeras. En el portal de Belén los gitanos se congregan. San José, lleno de heridas amortaja a una doncella. Tercos fusiles agudos por toda la noche suenan. La Virgen cura a los niños con salivilla de estrella. Pero la Guardia Civil avanza sembrando hogueras, donde joven y desnuda la imaginación se quema. Rosa la de los Camborios gime sentada en su puerta con sus dos pechos cortados puestos en una bandeja. Y otras muchachas corrían perseguidas por sus trenzas, en un aire donde estallan rosas de pólvora negra. Cuando todos los tejados eran surcos en la tierra, el alba meció sus hombros en largo perfil de piedra. ¡Oh, ciudad de los gitanos! La Guardia Civil se aleja por un túnel de silencio mientras las llamas te cercan. ¡Oh, ciudad de los gitanos! ¿Quién te vio y no te recuerda? Que te busquen en mi frente. Juego de luna y arena (Federico García Lorca).

martes, 11 de agosto de 2015

" Creo que la imaginación humana no ha inventado nada que no sea verdad" (Gérard de Nerval en Aurelia). " Según mi pensamiento, los acontecimientos terrestres van siempre unidos a los del mundo invisible, cuestión extraña de la que jamás he podido darme cuenta, y la que es más fácil indicar que definir..."(Gérard de Nerval en Aurelia).

viernes, 5 de junio de 2015

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